El Ara, la apertura del libro en el Primer Grado simbólico. Las joyas y su significado

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Todos los trabajos de la Orden son esencialmente simbólicos, puesto que nuestro lenguaje, esto es la forma en que hablamos y aprendemos, también lo es. Por esa razón y porque cada Hermano ingresa a un mundo sacro, distinto del universo profano, es que el Venerable Maestro secundado de su oficialidad y premunido de sus joyas, abre los trabajos con la orden: “silencio en logia”, que equivale a decir, “ordo ab chaos” esto es, orden al caos, o más profundamente aún, al orden desde el caos. Desde allí y en adelante, una serie de diálogos completan la liturgia de apertura en la que la oficialidad de la Logia ha demostrado en los hechos que se participa de un espacio Regularmente convenido, puesto que se trabaja bajo los auspicios de un Oriente, Perfecto puesto que siete luces la dirigen y Justa, dado que el libro sagrado de los ritos deístas se encuentra abierto en el Ara. Continue reading

Los límites de la Masonería

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Los Límites de la Masonería

Obscurum per obscurius, innotum per ignotius 

Desde un punto de vista racional, la definición de una entidad, provenga o no del mundo material, se juega en el reconocimiento de sus límites. Podríamos afirmar que algo “es”, todo aquello que se encuentra dentro de los límites que le fueron dados, o bien por el acontecer de la evolución natural de la materia, o bien por su creador, o bien por la “evolución del propio espíritu humano” en un momento histórico determinado y que constituye al observador. Continue reading

El Mandil del Aprendiz: confesiones personales

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Al dogmatismo rígido e intransigente, la tradición masónica opone un conjunto

de símbolos coordinados lógicamente, de manera de explicarse los unos por otros.”

Oswald Wirth, El Ideal Iniciático

 

Q:.H:. Segundo Vigilante,

QQ:.HH:.todos,

Inicio esta plancha recordando el comentario que sobre el mandil del iniciado escuchara alguna vez, “el mandil está allí para protegernos de nuestros trabajos de debastamiento de la piedra bruta; pero está allí también, para que hablar honestamente entre nosotros no sea motivo ni causa de zaherir orgullos personales, está para resguardar nuestra fraternidad en medio de un clima de honesta discusión.” En una sociedad sin límites ni fronteras como declara Boudrillard en “La Transparencia del Mal” (Baudrillard, 1990), nada más contingente que un mandil para protegernos precisamente de nuestros trabajos “operativos”, así como de nuestras muy humanas pasiones.

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