Orígenes de la Alquimia

En el imaginario popular, la Alquimia es una superstición muy antigua, un oficio en el mejor de los casos, cuya importancia histórica radica en ser un antecedente directo, pero remoto, de la química moderna. En cuanto a su afán por tornar la vileza del plomo en oro, su lectura superficial, sumado al hecho de que las lecturas rescatadas en la historia reciente de Europa están llenas de simbología críptica y de un idioma difícilmente comprensible, han hecho de la alquimia un misterio fascinante.

La mayor parte de nosotros, considera, erróneamente, que la Alquimia se desarrolló en Europa, como parte del movimiento pre racionalista, incluso medieval tardío, fundado en un primigenio deseo de alterar la naturaleza de los elementos. En estos párrafos, intentaremos dilucidar algo de la historia de la Alquimia y la verdadera naturaleza con la que llega a desarrollarse en Europa.

Sin embargo, y más allá de nuestras supersticiones y mal entendidos, reconceptualizaremos aquí  para considerar que “la alquimia no es solo una realidad práctica que empieza y termina en un conjunto coherente de técnicas experimentales, sino también una concepción omnicomprensiva del mundo, una cosmovisión o, como dirían los alemanes, una weltanshauung, una verdadera actitud ante la vida…se trata de una filosofía de la naturaleza de una notable sencillez y una considerable permanencia en el tiempo.” (Fernández I.L.E)

Egipto en los orígenes.

Señala Bueno en su libro que la Alquimia tiene una primer proveniencia en Egipto, y sería un regalo que Ammael, ángel de la teología egipcia, habría dado a Isis, a quien deseaba por esposa. Una vez que logró el secreto de Ammael, decidió entregarlo a su hijo Horus con estas palabras: “…hijo mío, busca al agricultor y pregúntale qué es el grano y qué la cosecha. De él aprenderás que quien siembra trigo, cosecha trigo, y quien siembra cebada, recogerá cebada. Ello te conducirá a la idea de la creación y de la generación; recuerda que el hombre hace nacer al hombre, que el león hace nacer al león, que el perro reproduce al perro. Del mismo modo, el oro produce oro, ¡he aquí todo el misterio!”

Tal parece que buscar un origen tan exacto como el que se pretende, es sumamente difícil porque los primeros Alquimistas no dejaron grandes rastros ni de sus objetivos ni de sus tareas. Sin embargo, indicios de prácticas alquimistas existen en Oriente desde el primer milenio a.C, pero es sin duda en el Egipto grecoromano donde se habría desarrollado más plenamente. Los alquimistas alejandrinos, hablan de un origen divino, un don entregado por Hermes Trimegistro, aunque textos más antiguos hablan de una criatura angelical que para seducir a las mujeres, les revelaba los secretos alquímicos. (Martin, M.G) Es en la Alejandría del Siglo III a.C. que la dinastía Tolemaica, encontrará un crisol griego, egipio y babilónico para conformar los principios tanto espirituales como técnicos que permiten observar su nacimiento más geniuno. (Fernández I.L.E)

Aun más al fondo en la historia de la humanidad, hurga Mircea Eliade en su libro Herreros y Alquimistas, cuando nos invita a pensar en un principio o ideología alquímica, como el llama, de la que los primeros herreros de las aldeas neolíticas ya participaban: la idea de que tanto unos como otros, participan “de una experiencia mágico religiosa particular en sus relaciones con la sustancia…interviniendo en la obra de la naturaleza…precipitando ritmos…y su secreto se transmite mediante los ritos de iniciación de los oficios; todos ellos trabajan con una materia que tiene a la vez por viva y sagrada y sus labores van encaminadas a la transformación de la Materia, su “perfeccionamiento”, su “transmutación”. (Eliade,M.).

En este sentido, el horizonte antiguo y casi primitivo de los primeros alquimistas, hereda a los alquimistas alejandrinos, la idea de que  el alquimista perfecciona tanto la obra de la naturaleza como la suya propia. Sobre las experiencias babilónicas, aunque cuando se encuentran textos que ensayan o comparten algunos de los principios alquímicos, no hay total coincidencia respecto de si se trata de una Alquimia intencionada, o al menos tan preclara como la que se encuentra en la Alejandría del Siglo III a.C

La ciudad de Alejandría, había sido fundada en el año 332 a.C por Alejandro Magno, y se había convertido en un puerto de bullante actividad tanto mercantil como intelectual. Todos los idiomas del Mediterráneo se dieron cita en la ciudad y sus reyes, la dinastía de los Tolomeos -de quienes su fundador había sido General de Alejandro- habían decidido  fomentar esa condición hasta convertirla en la capital intelectual del mundo antiguo, tal y como atestiguaría más tarde su Museo y su Biblioteca. La metalurgia que los egipcios habían aprendido de los babilonios, se fundió aquí con los aportes de la filosofía griega dando origen a la Alquimia.(Fernández, I. L.E.)

Bibliografía

Bueno, M.R., Alquimia el gran secreto, Ed. EDAF 2002

Elíade, M. Herreros y Alquimistas, Alianza Editorial , 1974

Fernández I.L.E, Breve Historia de la Alquimia, Ed. Nowtlus, 2010

Martin , M.G., Breve historia de la Alquimia, Fundación Canaria Orotava de la Ciencia,