
La oruga es un símbolo del cambio, aunque posee una doble lectura, genio maléfico en estado larval de tendencia envilecedora por hacer daño a la hoja del vegetal del que se alimenta; y una segunda lectura más hermosa y edificante: en su segunda acepción aparecida en el Bhradarahyaka Upanishad, es símbolo de la transmigración debido a la manera como pasa de una hoja a otra y de su estado larval al de crisálida y más tarde mariposa.[1]
Desde luego el principio que la oruga encarna en tanto símbolo, es conocido más frecuentemente como el principio activo de la alquimia: ”…sácale el alma y vuélvesela de nuevo, pues la ruina y la destrucción de una cosa es el engendramiento de otra”[2] Para el esotérico conocimiento alquímico, la transmigración es el principio activo que transforma la naturaleza de un objeto en otro, y el motor de tal cambio en la naturaleza del objeto inicial es el fuego: ”…el sombrío fuego tangible del sol negro segrega el alma y el espíritu del cuerpo en putrefacción…La putrefacción es una maravilla transformadora…”[3]
La transmutación alquímica descansa en la idea de que todo está conectado con su creador y que materia y espíritu son una misma cosa[4] a través de cuya manipulación es posible transmutar la naturaleza de los objetos materiales. En un sentido más esotérico, bien podríamos afirmar que la búsqueda de la alquimia es la suprema reconciliación de toda dualidad y el consiguiente desarrollo unitario de todo conocimiento, aquí es donde el principio de la transmutación cobra un sentido espiritual. En este punto la alquimia se vuelve absolutamente esotérica, pues prácticas científicas expuestas en un obscuro lenguaje simbólico se transfieren a un cambio no sólo fenoménico sino ante todo espiritual.[5]
Como cualquier otro conocimiento esotérico, Rosa Cruz, Alquimista o bien Francmasónico, la transmutación de la oruga representa sin duda el principio de la iniciación. La muerte de lo antiguo, el proceso en el que el profano vuelve a nacer al momento de entrar al templo simulando la salida del útero materno, los viajes de la iniciación, el retiro de la venda que abre a la luz de una nueva vida y finalmente la primera instrucción, representan un proceso de trasmutación efectiva. La pupa se ha vuelto crisálida y vuela luego para alcanar la altura que su propia búsqueda han de entregarle.
[1] Jean Chevalier & Alain Geerbrant Diccionario de los Símbolos
[2] Aurora Consurgens SXVI
[3] D Stolcius von Stolcenberg, Vidriarum chymicum, Francfort 1624
[4] Unum in multa diversa forma
[5] Andrea Aromático, Alquimia el secreo entre la ciencia y la filosofía