
Escarabajo de Oro
Los egipcios conocieron y rindieron culto o transformaron en amuletos a dos tipos de escarabajos distintos: El “Scaraboeus Sacer”, del cual nos legaron imágenes en columnas y pirámides de Egipto. Esta especie estaba tatuada bajo la lengua del buey Apis y jugaba un rol muy fundamental en los entierros y procesos de momificación; la segunda especie, la de dos cuernos, estaba consagrada a Isis que representaba la Luna y que recibe la denominación “Scaraboeus Taurus”. Ambas especies tenían el mismo comportamiento por lo que en el lenguaje común se les denomina “Escarabajo Pelotero” por la costumbre de la hembra de pegar con su saliva estiércol que bajo la forma de una bola servirá como depositario de sus crías quienes se anidarán y alimentarán en la cueva, lugar al mismo tiempo donde la madre se entierra para morir. Carrasco, J.B. 1864
“El escarabajo esconde bajo el subsuelo la bola de estiércol, colocándola en una especie de cámara en la que también se entierra y muere. Antes, no obstante, habrá puesto su huevo en el interior de la pelota que servirá de alimento a la larva y que permitirá su inicial desarrollo. Poco después, en el lugar del enterramiento, un nuevo escarabajo recién nacido emerge a la superficie. De modo que de alguna manera es como si un escarabajo viejo y cansado consiguiera renovarse para emprender una nueva existencia. Lo cierto es que no es de extrañar que los antiguos egipcios consideraran que el coleóptero goza de la capacidad de renacimiento y autogeneración, y que lo divinizaran dándole el nombre de Jepri “el que viene a la existencia” o “el que viene a ser”. Su representación se convirtió en un amuleto muy popular, al que se otorgaban capacidades protectoras y propiciadoras, y del que se han localizado innumerables ejemplos.” (Rivas, V 1996)
Los registros sugieren que los egipcios creían que el escarabajo que se observaba en su tarea, era macho, y que al igual que algunos de sus dioses, no requería hembra para la procreación, lo que hizo aún más fuerte su imagen religiosa entre ellos.
La mayoría de las fuentes indica que el Escarabajo Pelotero fue identificado por los egipcios como un amuleto y representado en la fuerza de un dios que arrastraba al Sol a lo largo de su periplo por el cielo, muy tempranamente, pero no es sino hasta entrado el imperio medio que se tienen noticias sobre él.
El escarabajo pelotero y simbolizado por el jeroglífico del escarabajo era un profundo símbolo de renacimiento para los egipcios, símbolo al mismo tiempo de transformación. (Redford D 2002) El Escarabajo fue usado como un amuleto en contra de las enfermedades y como promesa de nuevo comienzo así también como un medio de adivinación y de p reservación de la fuerza de la transformación. (Eason, C 2009)
El escarabajo representa también al corazón humano y en las tumbas de los hombres nobles y del faraón, un escarabajo se asienta sobre el pecho y se entonan oraciones fúnebres. (Wallis, B 2014)

El escarabajo de la Tumba de Tutankamon
En el Libro de los Muertos, se presenta de este modo la salida del alma a la luz del día: identificada su conciencia con el Sol y la luz, el candidato puede renacer en el Cielo en tanto que Señor de las formas, viajero en la luz. La salida del alma a la luz del sol se hace, según este texto, gracias a la liberación del ciclo del tiempo. El candidato aparece al alba, en el capítulo 64, como vencedor de las fronteras del tiempo: ”Soy ayer, soy, soy mañana” Esta liberación le permite franquear todo incondicionalmente y le permite acceder a la entera libertad, simbolizada por la capacidad del alma de metamorfosearse en todas las formas cósmicas. En Egipto, este proceso está simbolizado por el escarabajo (cuyo nombre, kepher, significa “devenir”, “llegar a ser”) Empujando su alimento con sus patas y mezclándolo con su saliva hace una bola y acaba por rodar con ella. Se convierte entonces en su escarabajo alado. Metafóricamente, esta esfera creciente representa la conciencia (asimilada con el Sol) que el individuo tiene de Maat y de la cual se alimenta, hasta no ser más que uno con ella e identificarse con la luz. (Schwartz , F 1998)
Su condición de amuleto fue utilizado de las más diversas formas. Se lo pulverizaba y se dejaba en el líquido de la mujer que el hechicero deseaba para sí; se colgaba al cuello con el nombre propio para protección esotérica normalmente construido en jaspe, oro o bien lapislázuli (Brier, B 2000). Se ocupaba también como un sello hecho de terracota para marcar las tapas de los barriles de vino.
La muerte bajo tierra es una práctica mucho más común que lo que se cree como rito de iniciación. Para los hermanos que leen estas letras, el entierro es un rito de paso común, que al igual que en el caso de nuestro escarabajo, sólo puede producir la resurrección tras la muerte profana. Al igual que el Sol -como en todos los ritos y religiones solares- la obra se recrea día a día, empujada por el valor de la conciencia y la fortaleza de nuestros valores. Al igual que el escarabajo, el Gran Maestro que construía las catedrales medievales, era enterrado en el lugar del plano donde se erigiría el punto más alto del templo, para ser rescatado por sus hermanos aprendices y compañeros al día siguiente.Nuestros ritos, nuestras fuentes y nuestros símbolos, han hecho un viaje muy largo a través de la historia de la humanidad como para despreciarlos y no atender a lo que nos dicen. Pero para ello, al igual que el escarabajo, debemos viajar a la profundidad de la historia.
Brier, Bob Los misterios del antiguo Egipto. Ed Robinbook, Barcelona, 2000)
Carrasco, Juan Bautista Mitología Universal, Biblioteca Ilustrada de Gaspar y Roig, Barcelona, 1864
Eason, Casandra, Nuevos Misterios del Antiguo Egipto, Collins & Brown Limited Great Britain, 2009
Redford, Donald, Hablan los dioses, Ed Critica Barcelona 2002
Rivas, Víctor (http://www.egiptologia.com/arte/104-obras-en-detalle/2814-escarabajo-alado-de-tutankhamon.html) Barcelona 1996
Schwartz, Fernando, Iniciación y pensamiento simbólico en el Egipto faraónico, Ed Biblos, Buenos Aires, 1998
Wallis, Budge El Libro Egipcio de los Muertos, el papiro de Anis E.A. Ed. Kier, 2014
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