Bibliotecas Escondidas

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Bibliotecas Ocultas

Más a menudo de lo que creemos, la prensa nos sorprende con muy interesantes documentos que no hacen sino confirmar que el misterio está más cerca de lo que creemos. Me tomé la libertad de traducir una columna de BBC, respetando ciertamente su autoría, acerca de bibliotecas que han permanecido ocultas a los ojos de profanos. Espero que la disfruten.

Las bibliotecas secretas de la historia

Después de conocidas las noticias acerca de una cámara subterránea de lectura en Damascco, Fiona Macdonald descubre los lugares en el mundo donde los escritos han estado escondidos por siglos

Fiona Macdonald

Bajo las calles de un suburbio de Damasco, filas de estantes guardas libros que han sido rescatados de los bombardeos. Durante los últimos cuatro años, y bajo el cerco de Daravya, un grupo de voluntarios ha colectado 14.000 libros desde las dañadas fachadas y escombros de las casas Los libros se encuentran protegidos en una locación secreta en medio del temor a ser descubiertos por el gobierno y las fuerzas  pro Assad, y los visitantes deben esquivar escombros y balas para llegar al subterráneo lugar de lectura.

Se le conoce como la Biblioteca Secreta de Siria, y en muchos sentidos en un recurso vital. “La biblioteca me devolvió la vida en algún sentido” declara uno de sus visitantes regulares a la BBC, Abdulbaset Alahmar,  quien añade que “se podría decir que así como el cuerpo necesita alimento, el alma necesita libros”

 Presiones políticas o religiosas han hecho que los libros deban ser escondidos a lo largo de la historia, bien en secretas tiendas o en colecciones privadas. Uno de esos lugares es ahora conocido como “La Biblioteca de la Cueva”

La Bibioteca de la Cueva

En el borde del desierto en China, parte de una red de santuarios en cueva, en Dunhuang llamado las Mil Grutas de Budha, estuvo sellado por casi mil años. En 1900, el monje Taoísta Wang Yuanlu, -un guardia no oficial de la cueva- descubrió una puerta oculta que conducía a una cámara llena de manuscritos que databan del primer cuarto del siglo XI. Las autoridades provinciales mostraron un muy pequeño interés en los documentos después de ser contactados por el monje; pero las noticias sobre la cueva se esparcieron y Aurel Stein, un explorador de nacionalidad Húnagara, lo persuadió para vender 10.000 manuscritos. Delegaciones de Francia, Rusia y Japón le siguieron en la inciativa y así la mayor parte de los manuscritos dejaron la cueva.

De acuerdo con el periódico The New Yorker, “…para 1910, el gobierno chino ordenó rescatar los documentos para transferirlos a Beijing, pero sólo una quinta parte de los manuscritos originales acumulados llegó a la capital”

A pesar de eso, muchos de los manuscritos originales pueden ser vistos: una iniciativa para digitalizarlos fue lazada en 1994 “The International Dunhuang Project, por la Biblioteca Británica con colaboración en todo el mundo, lo que significó tal y como publicó The New Yorker, “Un soporte de discos y datas permite ahora examinar la carta astral más antigua del mundo, leer una oración escrita en hebreo por un mercader en su viaje desde babilonia hasta China, inspeccionar la pintura de un santo cristiano bajo la apariencia de un  bodhisattva (iluminado en su esencia bajo las creencias budistas), examinar un contrato elaborado para la venta de una sirvienta   cubrir la deudas comerciales de seda, o bien hojear un libro de adivinación escrito en runas turcas”

Nadie sabe por qué la cueva estaba sellada. Stein, el explorador occidental que hizo el primer contacto, argmenta que era una forma de guardar manuscritos con poco uso pero suficientemente importantes como para desecharlos, una especie de “residuos santos”, mientras que Pau Pelliot, sinogista (estudioso de la cultura china) cree que lo que ocurrió fue que en el año 1035, cuando el imperio de Xi Xia invadió Dunhuang y la cueva fue sellada por temor a una invasión islámica desde el imperio Karakhanids (una federación islámica al centro de Asia), cuestión que nunca ocurrió.

Como sea la razón original que llevó a ocultar la caverna, los contenidos hallados allí han cambiado la historia desde que fueron revelados hace  un siglo atrás. Uno de los documentos de Dunhuang, el “Diamante Sutra”(el más antiguo escrito sobre la sabiduría de la no pertenencia y desapego que enseña el budismo), es una clave del trabajo del Budhismo sagrado. De acuerdo con la Biblioteca Británica, la copia en la caverna  es anterior al 868 y sería el más completo y temprano libro impreso.

Es bueno recordar a estas alturas, que el papel y la imprenta no fueron originados en Europa. “La impresión se inició como una forma de oración”, según comenta el diario The New Yorker, “el equivalente a enrollar una oración en el muro occidental del Templo de Salomón en la Jerusalén actual, pero a una escala industrial”

Un viento y una oración

La ubicación de otra biblioteca de textos religiosos es conocida desde su fundación en 1612 –desde esa fecha no han parado de crearse teorías de conspiración acerca de ella. Se trata de los Archivos Secretos del Vaticano a la que se le atribuye la correspondencia papal de más de mil años, y que aparece en el libro de Dan Brown, Ángeles y Demonios, en la que el profesor de semiótica (experto en símbolos) de Harvard batalla en contra de los lluminati. Los rumores acerca de los contenidos en la colección papal, incluyen cráneos de alienígenas, documentación acerca de la línea de descendencia consanguínea de Jesús y una máquina del tiempo llamada “el Cronovisor”, construida por un monje Benedictino con el que supuestamente se pudo viajar en el tiempo y filmar la crucifixión de Jesús.

En atención a disipar los mitos, la biblioteca vaticana ha sido abierta a público en años recientes y ha habido exhibición de documentos desde los archivos al Museo Capitolino en Roma. El Papa Leon XIII fue de hecho el primero en permitir la visita de investigadores en 1881 y hoy muchos documentos de la colección pueden ser vistos e investigados aunque la navegación en internet para la mayoría está prohibido. La palabra “secreto” proviene del latin “secretum” que se asocia con la palabra “privado”, aún hay áreas del museo que están “fuera de los límites”.

Los investigadores no tuvieron permiso para ver ninguno de los documentos papales secretos sin embrago, desde 1939, cuando el controversial papa de la guerra, Pio XII, se convirtió en papa, y una sección de los archivos, relativos a los asuntos personales de los cardenales desde 1922, aún permanecen clausurados.

Guardados en un búnker de concreto, parte de un ala trasera de la Basílica de San Pedro en Roma, los archivos son protegidos por la Guarda Suiza y oficiales de la policía del propio Vaticano. Ellos refuerzan el sistema de seguridad de los documentos que allí se encuentran, tanto como la correspondencia entre el Vaticano y figuras como Mozart, Erasmus, Carlomagno, Voltaire y el mismísimo Hitler; está allí también la petición de Enrique VIII para la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón, que fuera denegada por el Papa Clemente VII y cuya consecuencia principal fue la separación de Roma  y la fundación de la Iglesia Anglicana. Los archivos también contienen el decreto de excomunión de Martín Lutero firmado por el Papa León X y una transcripción manuscrita del juicio contra Galileo Galilei por su herejía y, una carta de Miguel Angel reclamando que sus servicios no han sido pagados por su trabajo en la Capilla Sixtina.

Otro Ladrillo en la pared.

Aunque no está guardada por guardias armados sino por siglos de olvido, una vieja colección en el viejo Cairo (en un viejo barrio conocido como Fustat, Fstat o Al Fustat), en Egipto,  fue dejada en soledad hasta que un Judío Romano reconociera su importancia. Jacob Saphir describe el escondrijo en un libro de 1874, aunque no fue sino hasta 1896, cuando las gemelas escosesas Agnes Lewis y Margret Gibson mostraron algunos de sus manuscritos a su colega de la Universidad de Cambridge Solomon Schechter, que el hallazgo se hizo ampliamente conocido.

Escondido en un muro de la sinagoga de Ben Ezra había cerca de 280.000 fragmentos de manuscritos judíos que pasaron a llamarse “La Genizah del Cairo”. De acuero con la ley judía, ningún escrito que contenga el nombre de Dios, puede ser enviado a la basura. Aquellos que han caído en desuso deben ser guardados  en un áraea de la Sinagoga o el cementerio hasta que puedan ser incinerados. El repositorio conocido como “Genizah”, que viene del hebreo, originalmente significa “escondido” y más tarde traducido como “archivado”.

Por 1.000 años la comunidad judía de Fustat, depositó sus textos en un lugar sagrado. Y la “Genzah” del Cairo fue dejada intocada. “La judería medieval, escribió duramente todo –tanto cartas personales como listas de compras- sin hacer referencias a Dios” señala el periódico The New Yorker. Como resultado, “tenemos un correo congelado de alfo así como doscientos cincuenta mil fragmentos que componen n archivo sin paralelo acerca de la vida en Egipto entre los siglos nueve y diez y nueve…no existe un archivo tan extenso n completo en el mundo entero…”

Ben Outhwaite, el encargado de la investigación sobre la “Genizah” en la Universidad de Cambridge, señaló al periódico The New Yorker, cuán importante  es la colección de la Genizah del Cairo para los investigadores: “no es una exageración hablar acerca de esta colección como una oportunidad para re escribir la historia de los Judíos del medio oriente  y el mediterráneo en la Edad Media.”

Los fragmentos revelan que mercaderes judíos colaboraban con cristianos y musulmanes; que los judíos eran tratados más tolerantemente que lo que la historia había asumido y que el antisemitismo era menos común que lo que se pensaba. La importancia de los restos creció de tal modo que en el año 2013 las bibliotecas de las universidades de Oxford y Cambidge trabajaron unidas para mantener la colección intacta.

Al tiempo, David Abulafia, autor de “El Gran Mar: una historia humana del Mediterráneo”, declaró “Los documentos de la Genizah del Cairo son como un reflector, iluminando las esquinas obscuras de la historia del Mediterráneo que derrama una luz sobre la vida social, económica y religiosa de los judíos no solo del Egipto medieval sino sobre tierras más lejanas. No hay nada comparable con ellos en tanto fuente histórica de los siglos X al XII en ninguna parte ni de Europa o en el mundo islámico”

Entre líneas

En 2013, el historiador holandés, Erik Kwakkel, describió un impresionante descubrimiento hecho por sus alumnos en una clase que él mismo impartía en la Universidad de Leiden. “Mietras los estudiantes estaban trabajando sistemáticamente en una reparación de la biblioteca, encontraron 132 notas, cartas y recibos de una no identificada corte de la región del Rhin contenidas en pequeños trozos de papel, y estaban escondidas en las uniones de un libro impreso en 1577” según declaró en un post de blog titulado “Escondidos Archivos Medievales en la Superficie”.

En lugar de ser “residuos sagrados ‘demasiado importante como para tirar a la basura, los fragmentos resultaron ser ejemplos de desperdicios reciclados por los encuadernadores. “El reciclaje de material escrito medieval era un fenómeno frecuente en el taller del moderno temprano (así como medievales) aglutinantes,” escribe Kwakkel. “Cuando un libro impreso a partir de 1577 iba a ser equipado con su unión, el aglutinante agarró las 132 tiras de papel de su equivalente de un contenedor de reciclaje azul y las moldeó, probablemente húmeda, en tableros de cartón.”

El proceso significa que palabras que no estaban destinadas para la posteridad todavía se pueden leer hoy en día. “Los errores del imprentero son en primer lugar notable, simplemente porque estos pequeños objetos escritos rara vez sobreviven de la sociedad medieval… Hay pocos lugares donde tales objetos pueden letargo en reposo durante siglos”, dice. “Esto es cuando su largo viaje a nuestra época moderna comenzó, como polizones traídos en las impresos del siglo 16”.

Incluyendo recibos, solicitudes a los servidores y listas de compras, que es una colección en sí misma rara para los historiadores. “Mensajes como estos nos traen lo más cercano de la sociedad medieval real que usted puede conseguir”, escribe Kwakkel. “Son las voces medievales que normalmente no escucha, que cuentan la historia de lo que ocurrió en el terreno”. Y es una colección que podría ser mucho más grande de lo que se pensaba. El uso de una tecnología de rayos X creada para mirar debajo de la superficie de las pinturas y detectar las primeras etapas de composición, Kwakkel ha desarrollado una manera de ver a través de encuadernaciones de libros frágiles. En octubre de 2015, comenzó la exploración de los primeros libros impresos en la Biblioteca de la Universidad de Leiden.

“La nueva técnica es sorprendente ya que nos muestra fragmentos – texto medieval – que no podríamos ver de otra manera porque están ocultos detrás de una capa de pergamino o papel,” escribió Kwakkel en un blog acerca de su proyecto de biblioteca oculto. Mientras que la tecnología necesita ser mejorado, que alude a un proceso que podría revelar una biblioteca secreta dentro de una biblioteca. “Podríamos ser capaces de acceder a una” biblioteca “oculta medieval si hemos sido capaces de obtener acceso a los miles de fragmentos manuscritos escondidos en fijaciones.”

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